El BOE viene cargado, día sí día no, de sucesiones de títulos nobiliarios, otorgadas por el ministro de Justicia en nombre del rey. El boletín publicado esta mañana suma un total de cinco. En pleno siglo XXI, estos títulos no conllevan más que unos beneficios formales o de protocolo: a los ‘grandes de España’ se les denomina “excelentísima persona” y, al resto, “ilustrísima persona”.

Entre los sucesores nombrados hoy se encuentra Ramón Ignacio Dávila Casas, nuevo marqués de Dávila por herencia de su tío abuelo, que a su vez lo heredó del general Fidel Dávila Arrondo, el primero en ostentar ese título. El marquesado fue una recompensa del dictador Francisco Franco al militar, que fue su ministro de Defensa, por haber participado en la organización del alzamiento militar contra el gobierno elegido en las urnas de la II República y en la Guerra Civil. Es uno de los dos títulos publicados hoy que, además, lleva aparejado el rango de ‘grandeza de España’.

Desde la muerte de Franco, el encargado de crear nuevos títulos nobiliarios es el rey Juan Carlos. En 2011 nombró marqueses a Vargas Llosa, Vicente del Bosque o Mingote, entre otros. Dos de los sucesores que reciben hoy el título de sus descendientes ostentan, de hecho, marquesados concebidos por el rey. Es el caso del marqués de la Ribera del Sella, creado en 2006 para destacar la labor empresarial de Antonio Durán, entonces presidente de Dragados, y que ahora pasa a su hijo, Enrique Durán López. O del marqués de Guadalcanal, un título que el rey creó en 2008 para agradecer los servicios prestados a Antonio Fontán Pérez, primer presidente del Senado de su reinado. Tras el fallecimiento de éste, es su hermano el que, hoy, recoge el legado.

Buenos días.

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